CÓMO DEJAR DE REPETIR LOS MISMOS PATRONES
Si puedes aprender patrones de comportamiento tóxicos, también puedes desaprenderlos
Me ha tocado ver muchas parejas en horas bajas, y una frase que siempre les repito es “las cosas van a ir a mejor a medida que practiquéis aquellos que vayáis aprendiendo”.
Cuando la gente empieza a ir al gimnasio sabe que necesitan implicarse en el proceso para ver el resultado, por el contrario cuando una pareja empieza un camino de consciencia cada uno se resiste a su manera porque piensa que es la otra persona la principal responsable de todos los males. A medida que repite pensamientos (afirmaciones positivas o negativas), hábitos (tender la cama todas las mañanas o posponer la alarma) o habilidades (escribir o salir a correr), se convierten en automatismos. Eso incluye todo lo que haces: lo saludable y lo no saludable.
¿Cómo aprender nuevos patrones más sanos?
La gente aprende de diversas formas. La mayoría de las veces aprendemos por un condicionamiento que ocurre inconscientemente. Un comportamiento que se combina con un reforzador fomenta que ese comportamiento se repita. El condicionamiento más común es aprender a través de una serie de recompensas y castigos que hemos vivido en nuestra infancia y hemos naturalizado, aunque ahora en edad adulta normalmente se aprende por ensayo y error, perspicacias y castigos.
Aprende y luego integras esta nueva información en tu vida diaria. Sin embargo, a menudo repites ciclos incluso cuando te dijiste a ti misma que no lo harías. Piensa en la forma de ser de tu padre con tu madre. ¿Con qué frecuencia te ha dicho: "no te voy a gritar más", pero se encontró haciéndolo una y otra vez? El ciclo se repite, y te preguntas: ¿Por qué hago o hace lo mismo continuamente?
Acondicionamiento y refuerzo
Esta repetición, es la consecuencia de todos los aprendizajes que has tenido previamente, incluido el acondicionamiento y el refuerzo. También implica el placer de la recompensa y el dolor del castigo. Cuando pruebas cosas, esperas el resultado y luego desarrollas una idea de por qué hiciste o no hiciste algo, aprendes más sobre el mundo, los demás y sobre ti. En resumen, la rapidez con la que aprendes o no aprendes de tus acciones a menudo está relacionada con los mensajes anteriores que recibiste y han quedado en el inconsciente.
¿Alguna vez alguien te ha preguntado: "¿De verdad te vas a comer eso?" Estos comentarios aparentemente inocentes que a menudo se escuchan de los propios padres, de la familia de origen o de personas con autoridad plantan semillas de dudas y conjeturas. Por lo que no aprendes realmente a tomar buenas decisiones.
Estás más preocupado por lo que otras personas piensan sobre tus decisiones. Es difícil que se produzca el aprendizaje cuando se tiene miedo al juicio y cuando el reforzador implica evitar el dolor, la humillación o el castigo.
Además, el ciclo se repite cuando intentas revivir una experiencia pasada para corregirla. Quizás quieras un final diferente o ganar un sentido de dominio sobre la situación, pero te ves al final en una situación que te juraste mentalmente superar de una vez.
“El cerebro es muy bueno conectando, solo que no conecta conceptos, sino sentimientos”.
Rompiendo el ciclo
Cualquiera que sea la razón, hay múltiples factores que intervienen en la repetición de ciclos. Aquí te voy a dejar algunas formas de superarlos para que los ciclos que están pegados como un chicle en la suela los superes y recuperes el control de tu vida.
Haz un registro de patrones de comportamiento. Puedes hacerlo a través de la grabación de videos, escribiendo un diario o compartiendo tu viaje con otros (podcasts, blogs, redes sociales..etc).
Determina tus factores desencadenantes. Estas son las cosas que hacen girar tus engranajes, teniendo reacciones emocionales o mentales desproporcionadas a lo lógico y coherente de la situación.
Pregúntate: "¿La reacción que estoy teniendo es lógica y proporcional a la situación que estoy percibiendo? ¿Realmente se trata solo de este evento o de todos los eventos que se parecen a este? ". Comprende tus respuestas a estos factores desencadenantes. ¿Qué haces cuando sucede X? ¿Por qué respondiste de esa manera? ¿Es esta una reacción esperada? ¿Otros responderían de la misma manera en circunstancias similares? ¿Me gustaría responder de manera diferente, más adaptativa? Es importante que te hagas estas preguntas sin juicio y sin vergüenza. Recuerda, estas trabajando para entenderte mejor a tí misma y a tus patrones de comportamiento. Este proceso no se trata de cultivar la vergüenza o generar culpa.
Desarrolla una hipótesis. Piense en la razón subyacente detrás de tus patrones de comportamiento, factores desencadenantes y respuestas. ¿Cuándo empezó esto? ¿Cuándo recuerdas haber tenido este pensamiento? ¿Cuál es su primer recuerdo que lo vincula a esta reacción emocional, mental o conductual en particular? ¿Cómo te trataron los demás en esos momentos? ¿Qué mensajes te estás diciendo a ti misma sobre esta persona, situación o evento?
¿Te está sirviendo de alguna manera esta creencia o comportamiento que te está generando por otra parte un mal en tu vida? Sea honesta y pregúntate si aferrarte a ese patrón de comportamiento y participar en este ciclo te está sirviendo. ¿Eres un mejor ser humano debido a eso o te agota y te daña?
A medida que descubre esos factores desencadenantes y patrones de comportamiento, puedes comenzar a desaprender las cosas que lo detienen.