El ALGORITMO de la FELICIDAD: (Capítulo 2)
¡Saludos! Antes que nada, me complace enormemente informarte que este artículo forma parte oficial del libro que pronto lanzaré al mercado. Espero sinceramente que lo encuentres de tu agrado y que despierte en ti el deseo de adquirir la obra completa. Este texto es solo uno de los dieciséis capítulos que he escrito con el objetivo de ayudarte a construir la relación que siempre has soñado y evitar situaciones que puedan conducir al divorcio.
AMOR PROPIO: El amor de Alicia en el país de las maravillas.
—¿Pero tú me amas? —preguntó Alicia.
—¡No, no te amo! —respondió el Conejo Blanco.
Alicia arrugó la frente y comenzó a frotarse las manos, como hacía siempre cuando se sentía herida.
—¿Lo ves? —dijo el Conejo Blanco—, ahora te estarás preguntando qué has hecho mal, para que no consiga quererte al menos un poco, qué te hace tan imperfecta, fragmentada.
—Es por eso que no puedo amarte. Porque habrá días en los cuales estaré cansado, enojado, con la cabeza en las nubes y te lastimaré. Cada día pisoteamos los sentimientos por aburrimiento, descuidos e incomprensiones. Pero si no te amas al menos un poco, si no creas una coraza de pura alegría alrededor de tu corazón, mis débiles dardos se harán letales y te destruirán. La primera vez que te vi hice un pacto conmigo mismo: ¡Evitaré amarte hasta que no hayas aprendido a amarte a ti misma!
Por eso, Alicia, no, no te amo.”
De esta conversación, podemos sacar los paradigmas sobre el amor, la pareja, las relaciones, las proyecciones, las sombras, las dependencias, los apegos, etcétera.
De pequeños se nos hace pensar que el amor es algo que nos tenemos que ganar, un premio que llegamos a tocar cuando nos portamos bien según el criterio de nuestros cuidadores, pero nada más lejos de la realidad.
El paradigma no es sufrir por amor, sino disfrutar de un camino compartido mirando los dos a un mismo destino, y para eso se necesitan dos virtudes:
1. Comunicar clara y directamente cómo necesitas que te amen para poder sentirte amada o amado.
2. Amarte lo suficiente como para sentirte capaz de poner límites cuando sean necesarios, desarrollar la autoconsciencia necesaria para saber qué necesitas, y cuidarte lo necesario para saber que no necesitas de nadie más que de ti.
Te lo voy a explicar con el ejemplo de Noelia y lo verás mucho más claro:
las consecuencias de no estimular una buena autoestima y como auto cuidarte para tener relaciones plenas y conscientes.
Una clínica es especial por el trabajo que realizan, pero son brillantes cuando existen personas con alma que se entregan al cuidado de las personas que los necesitan, como si fuesen amistades de toda la vida buscando un abrazo cálido que les haga sentir que todo va a estar bien, es el caso de Noelia.
Noelia no hablaría abiertamente sobre sí misma de esa manera, aunque sí, todas las personas que eran testigos del trabajo que ella apodaba “jornadas de recreo”. La sonrisa que mostraba al saludar era un faro de luz en un día de tinieblas, su tonalidad de voz, un estribillo de alegría, y su atención al detalle, la envidia de cualquier gerente con una certificación del ISO9001.
Tenía la capacidad de transformar la clínica de un barrio cualquiera en un centro de reunión de sonrisas. Disfrutaba de su trabajo y aborrecía llegar a su casa. En el trabajo se sentía admirada, reconocida, querida, respaldada y cuidada, pero en cuanto llegaba a casa, no sentía la gasolina que movía su motor interior. ¿Qué era lo que estaba pasando?
¿Sabes lo que es un escotoma?, es un término que se utiliza en medicina y oftalmología para referirse a una zona del campo visual en la que no hay percepción o visión. En otras palabras, es un área ciega en el campo visual, donde la persona no puede ver objetos, luces o detalles. Entonces estoy seguro que si has estado en una relación de pareja, lo has experimentado. Es lo que les pasa a los adolescentes cuando, después de haber pasado por una trágica ruptura, piensan que nunca conocerán a una persona igual, o lo que padeció Noelia al priorizar el cuidado de Gabriel (su esposo), esperando inconscientemente una respuesta por su parte que no sabía especificar, comunicar o solicitar.
A pesar de ser una figura brillante y apreciada en su entorno laboral, Noelia experimenta un vacío emocional al llegar a casa. Aunque se siente admirada, reconocida y cuidada en el trabajo, esa vitalidad y satisfacción no se reflejaba en su vida familiar... Esta desconexión emocional es su escotoma, una zona donde la claridad y la comprensión son limitadas.
Lo paradójico de la situación era que lo que le hacía brillar como enfermera a Noelia, la hacía agonizar como esposa, y mantenía el mismo sistema operativo de repetición sin percatarse de las consecuencias.
En una sesión, al detectar el guion inconsciente de su narrativa, pregunté:
—¿Podrías hacer menos por Gabriel y más por ti?
—Estar en pareja significa que Gabriel mire por mí, y yo por él.
—¿Y eso para ti significa morir por amor o disfrutar los dos de un mismo camino compartido?
—¿Cómo así? —me preguntó con algo de escepticismo y curiosidad.
—Te voy a compartir una de las instrucciones básicas que recibe un marinero cuando embarca en un transporte marítimo por primera vez.
Cuando una persona de la tripulación cae al océano, se pueden hacer muchas cosas, se puede lanzar un chaleco salvavidas, se puede arrojar una cuerda, echar el ancla de la embarcación para que no se mueva, llamar al servicio de emergencia, etcétera. Se tienen muchas alternativas y una única prohibición: no tirarse al agua para salvar a nadie.
—Teniendo la posibilidad de ir a socorrerlo, ¿Cómo se va a dejar a una persona morir?, preguntó sorprendida.
—Todo lo contrario. Si un marinero salta al agua para salvar a su compañero en pánico, existen muchas posibilidades de que se ahoguen los dos. El barco es tu espacio de seguridad y confort. Desde ahí, puedes ser parte de la solución de muchas formas diferentes, pero si abandonas tu espacio vital para tratar de salvar a Gabriel, dejas de ser parte de la solución para ser parte del problema.
Gabriel, por otro lado, tenía muy sintonizado el manual de supervivencia. En su niñez había tenido malas experiencias confiando en sus cuidadores y aprendió a ser independiente, como quien se forma, para aprender un nuevo idioma. Si algo tenía claro, era que necesitaba desconectar de todo para poder conectar consigo mismo, si no quería ahogarse tratando de rescatar a alguien.
La primera ley de toda relación sana y funcional —ley que Noelia desconocía— es que no puedes estar bien con nadie si primero no estás bien contigo mismo/a. Por eso, el autocuidado no es una opción, sino una obligación. Por eso, la terapia individual ayuda a las relaciones de pareja, porque cuando se aprende a autogestionar las emociones, se deja de proyectar los problemas en la otra persona.
Noelia y Gabriel hacía tiempo que se sentían desconectados, y Gabriel había dado el último mazazo a la confianza en la relación cuando propuso el divorcio como solución.
La esposa era consciente de que hacía mucho que habían pasado sus mejores momentos, pero seguía valorando la vida que habían construido juntos y estaba más que predispuesta a luchar por la relación. Por lo que decidió poner un 110 % de su parte para revertir la situación.
Dejó de salir con sus amigas, de acudir a la academia de inglés o hacer yoga; todo para poder tener la casa más limpia, cocinar mejores platillos o ponerse más guapa para él. Pero, Gabriel, no parecía apreciar ninguno de sus esfuerzos y a Noelia, le resultaba frustrante.
Cualquier enfermera tiene una clara vocación de servicio, y su caso no era una excepción, pero sí estaba acostumbrada a recibir una retroalimentación positiva de vez en cuando; a veces de los supervisores, otras, de algunos pacientes. No es que no le hubiese tocado alguna persona difícil, sino que después de cada periodo de esfuerzo, había encontrado una bocanada de aire fresco en las pequeñas conexiones sociales que se propiciaban entre las frías paredes blancas de un hospital, que más que frías parecían esterilizadas meticulosamente cada metro cuadrado.
Noelia, hacía todo lo que estaba en sus manos para pedir de manera proactiva, pasiva y pseudo-pasiva, que las cosas fueran ser diferentes, y en el proceso se puso como víctima, actuó de manera pasiva, y se descuidó tanto a sí misma que cada momento de convivencia, pasó de ser una decepción a una razón de recriminación.
No entendía cómo una persona podía tener tan poca empatía y tan poco amor hacia alguien que le había dado tanto.
Después de unas pocas sesiones individuales, las cosas empezaron a cambiar con el paso de las semanas. Cada uno encontró el equilibrio necesario para no dramatizar en exceso los pequeños sucesos diarios que ocurren en todas las parejas.
"Cuando la felicidad está supeditada a una persona, el sufrimiento es inevitable"
Espero que este fragmento haya sido para ti cautivador; este capítulo contiene un ejercicio que estará disponible cuando puedas invertir en el libro una vez salga a la venta.
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